Ambientada en París, a finales de la década de 1980, Serge, un apasionado del arte moderno, adquiere por una cifra astronómica un extraño cuadro del maestro Antrios, consistente en una mera tela blanca.
¿Qué más podemos decir de esta obra de teatro? Porque sí, nos encontramos frente un libro que no es una novela, sino algo que es mejor, en este caso, verlo representado que leerlo. A mí me gusta leer y ver teatro, pero he de confesar que con esta obra, cada frase y cada acción se me hicieron tan lentas como estar viéndolo debajo del agua. Pero es solo mi humilde opinión. Es una obra breve, que en formato digital no llegaba a las 60 páginas, por lo que si queréis descubrir si realmente es tan pesada como a mí me pareció, os animo a leerlo. Después, podéis ver la obra de teatro y comprar que es mejor.
¿Por qué leerlo?
- Es teatro, sencillo de leer.
- Crítica del arte moderno.
¿Por qué no leerlo?
- Lectura pesada para ser teatro.
En conclusión, poco más tengo que decir de una obra tan breve. Si desvelara algo más al respecto, creo que terminaría diciendo la esencia de la obra, que quiere ser de humor absurdo pero sin llegarle a la suela a Esperando a Godot.
Puntuación: 5/10
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